A veces una castidad de este tipo se debe a una elección personal y no tiene por qué vivirse como un auténtico calvario, sino todo lo contrario. Se puede hacer un paréntesis para sobreponerse de una separación, un acontecimiento, una etapa importante o un conjunto de experiencias sexuales poco satisfactorias. Este período de sequía puede servir para encontrarse con una misma, volver a centrarse en los aspectos que nos parecen más interesantes y realizar una pequeña limpieza cerebral para hacer borrón y cuenta nueva dejando de lado las anteriores para disfrutar más de la próxima; También puedes llevar esa ausencia ocupando tu cabeza en el trabajo, la compra, el cumpleaños que tienes mañana, etc…

El tiempo pasa tan rápido que no se da ni cuenta de que lleva a dos velas desde San Valentín; Hay parejas que se divierten obligando una «castidad trienal». Sin sexo durante tres semanas, tres meses… con el objetivo de aumentar el deseo, la impaciencia, la pasión y excitar un poco más las hormonas. ¿Por qué? Porque los reencuentros son explosivos y dignos del Imperio de los sentidos. ¿Lo empiezas a echar de menos? ¡Tú lo has querido así! Ya lo disfrutarás

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